Jaime White y su esposa Elena tuvieron cuatro hijos. Edson y William llegaron a ser pastores adventistas. Herbert murió cuando todavía era niño pequeño. La breve vida de Henry, quien murió a los 16 años, ilustra cuánto impactó el ministerio de Elena G. de White sobre su vida familiar.
Nacido en 1847, Henry contrajo neumonía a los cuatro meses. Mediante las fervientes oraciones de sus padres, milagrosamente se recuperó. Cuando tenía solo un año, fue confiado al cuidado de Frances Howland durante cinco años, mientras Elena y Jaime viajaban y ministraban por todo el este de los Estados Unidos.
Dejar a su hijo al cuidado de buenos amigos fue una decisión difícil. En realidad, Elena llamó a esto, el mayor sacrificio que tuvo que hacer en relación con su ministerio, y ella sufrió como sufrió Jeremías.
A principios de diciembre de 1863, Elena y Jaime, mientras estaban de viaje, sintieron que debían terminar su viaje temprano y volver a sus tres hijos, que una vez más, estaban al cuidado de la familia Howland, en Topsham, Maine, EE.UU. Henry se enfermó solo cuatro días más tarde y murió el 8 de diciembre. Fue un golpe muy duro para la familia, y Elena expresó cuánto deseaba haber pasado más tiempo con sus hijos (ver Testimonios para la iglesia, t. 1, pp. 99-101).
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