SOMOS ADVENTISTAS |
Hablar con nuestros hijos adolescentes sobre sexo es una situación que antes o después se plantea en nuestras vidas.
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Sin embargo, muchas veces por vergüenza o por desconocimiento sobre cómo abordar la conversación, tendemos a dejar de lado esta responsabilidad o a hacerlo de forma apresurada e ineficaz.
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Instrucciones
- La regla número 1 para tener éxito es contar de antemano con la confianza y el respeto de nuestros hijos. Si durante años hemos sido unos padres despreocupados y no les hemos mostrado suficiente interés, es muy probable que nos encontremos con su rechazo si queremos tener con ellos de repente una conversación formal sobre sexo.
- Evitar el síndrome del "padre colega". Se puede hablar con naturalidad, buen humor y espontaneidad, pero está claro que unos padres no son iguales a los ojos de nuestros hijos que su grupo de amigos. No podemos intentar ponernos a su altura sin que nos miren de forma extraña. Si de buenas a primeras queremos hablar en su jerga, probablemente recibamos una sonrisa cínica o directamente un rechazo frontal.
- Aceptar y superar lo embarazoso del tema. Si a nosotros mismos nos puede dar vergüenza sacar el tema, imaginemos a nuestros hijos, a los que todavía veremos como críos. Pero no podemos descuidar por simple vergüenza un tema tan importante en el paso de la niñez a la madurez. Lo mejor es romper el hielo y tomarlo con naturalidad, e incluso con buen humor, recordándoles incluso cómo nos sentíamos nosotros cuando teníamos su edad.
- No intimidar. Ponerse frente a frente y hablar de sexo como si se tratara de un tema gravísimo, terrorífico o vergonzoso es lo peor que se puede hacer. Mejor sacar el tema con naturalidad cuando se presente la ocasión, con motivo de alguna película o alguna historia en televisión, una anécdota que surja, una canción que suene en la radio, etcétera. Que no parezca algo forzado, a ser posible. Y si no quieres personalizar ni acusar a tu hijo o hija para no intimidar, puedes hablar en términos generales, y así evitas que se pongan a la defensiva.
- Mejor conversar que dar un sermón. Que sea una conversación en las dos direcciones, no un monólogo en el que des consejos o acuses. También es importante que tus hijos den su opinión y tú las escuches, que sepas cómo piensan o ellos se sientan escuchados o comprendidos.
- No dar respuestas de manual. Naturalidad y sinceridad ante todo. Es mejor no preparar esta situación con frases hechas o situaciones prototípicas. Nadie como tú sabe cómo son tus hijos y de qué forma puedes tratar con ellos.
- Incide en la importancia de los métodos anticonceptivos y la prevención de enfermedades de transmisión sexual. Los jóvenes que se inician a edades tempranas en las relaciones sexuales muchas veces no tienen claros conceptos que nosotros tenemos asumidos como básicos. Si nosotros nos encargamos de explicar bien este tema, podremos estar mucho más tranquilos, en lugar de dejar que ellos se informen de mala manera a base de rumores, bulos y medias verdades.
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Consejos
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- No dejes por miedo o vergüenza que tu hijo o hija se tenga que informar
- por cualquier otra vía.
- Sé partícipe de su formación como adultos.
- La educación sexual no equivale a un inicio temprano de la vida sexual,
- pero sí ayuda a reducir embarazos no deseados en relaciones tempranas.
- Educación sexual también es educación afectiva y emocional.
- Que nuestros hijos aprendan a querer y a sentirse queridos.
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