Cómo hacer que tu esposo te ayude con las labores domésticas

La división de las “tareas del hogar” no existe en muchos hogares ocupados. Entre el trabajo, los niños y las salidas sociales, las tareas del hogar generalmente recaen sobre un par de hombros cansados: los de la esposa. Al cabo de un tiempo, muchas mujeres se resienten, sobre todo si trabajan, ya que las tareas del hogar se convierten en su “segundo empleo”. Para evitar una ruptura en el matrimonio, es necesario crear un plan de acción que no solo motive a tu esposo a ayudar con las tareas del hogar, sino que establezca la paz y el equilibrio dentro de la pareja.

Pasos:

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1. Determina qué tareas deben hacerse. Ya sea desde lavar la ropa hasta sacar la basura, haz una lista de todos los quehaceres semanales y de quién los hace actualmente. Al definir las tareas obligatorias, te deshaces del primer obstáculo que es el hecho de que tu esposo olvide realizar alguna de ellas. Además, identificar los quehaceres exactos puede ayudarlos a ambos a ver lo que constituye el trabajo doméstico. Los quehaceres típicos son:
  • Ordenar todas las áreas de la casa
  • Lavandería (lavado, planchado, doblado y guardado)
  • Hacer las compras en el supermercado y en otras tiendas de artículos variados
  • Cocinar y lavar los platos
  • Pagar las cuentas y ponerlas en orden
  • Cuidar del jardín y realizar el mantenimiento
  • Llevar a los niños a alguna actividad extracurricular, a las consultas médicas, etc.
  • Cuidar de las mascotas, ya sea llevarlas al veterinario, alimentarlas, etc.
 
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2. Define las tareas fáciles, moderadas y difíciles. 
Clasifica cada tarea en base al tiempo que toma realizarla, a lo extenuante que es y a la frecuencia con que debe hacerse. Por ejemplo, limpiar los pisos puede ser una tarea moderadamente difícil, ya que involucra trapear, barrer, encerar, etc.
  • Al elaborar la lista, considera los elementos que podrían facilitar la limpieza. Por ejemplo, ¿puedes comprar una aspiradora o un detergente de mejor calidad? Estas son tareas excelentes que le puedes asignar a tu esposo. ¡Hacer que sienta que ha comprado los artículos de limpieza puede darle un mayor sentido de orgullo al usarlos para demostrar que hacen un mejor trabajo que los antiguos!
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3. Pide ayuda. A menos que lo solicites, es posible que tu esposo no sepa que necesitas ayuda y podría nunca enterarse de lo mucho que puede contribuir. Haz una cita con tu marido en la que puedan hablar acerca de los quehaceres. Llévala a cabo después de un día de diversión o incluso de una semana larga en el trabajo, solo evita hacerlo inmediatamente después de tener una discusión o cuando tu esposo tenga su atención en otra cosa. Toma una botella de vino, mantente alejada de los niños (y de la televisión) y lleva la lista a la cita. 
 
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4. Comienza diciéndole lo mucho que aprecias lo que hace en la casa. Menciona las tareas que realiza y habla acerca de la manera en la que sus contribuciones hacen la diferencia en lo bien que funciona la familia. Luego procede a explicarle que, debido a que sientes que tienes más responsabilidades de las que puedes manejar, te encantaría que te ayudase más.
  • Muéstrale la lista de tareas para que pueda ver por escrito la gran cantidad de quehaceres que hay.
  • No le digas que te parece injusto tener que hacer la mayoría del trabajo, ya que lo más probable que nunca haya pensado en que tu aporte en las tareas domésticas esté desequilibrado. Solo dile que sus contribuciones ayudarían a mantener tus niveles de energía y le darían a la familia más tiempo para hacer otras cosas en lugar de esperar mientras tú sola te encargas de los quehaceres.
 
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5. Pídele que revise la lista y que encuentre los quehaceres que no le molestaría realizar. Dirígelo hacia aquellos que podrían no requerir de experiencia previa, como bañar a las mascotas, barrer o limpiar los baños.
 
 
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6. Dado que es posible que nunca haya realizado estos quehaceres “nuevos”, dile cómo y cuándo los haces. No le digas que debe hacerlos de una manera y en un día determinado, sino más bien explícale cómo los haces y qué funcionó mejor para ti. No te asustes si no emplea tu método exacto. 
 
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7. Considera la posibilidad de hacer las tareas del hogar en equipo. Establece un día a la semana en el que ambos puedan participar en la realización de las tareas del hogar, después del cuál haya un momento para relajarse y descansar. Los sábados por la mañana puede ser un buen momento en caso de que no tengan otros compromisos, ya que les deja con el resto del fin de semana libre. También pueden escoger otro momento que se ajuste a ustedes y les permita realizar los quehaceres en conjunto.
  • Incluso pueden dividir los quehaceres más pequeños y hacerlos en equipo. Por ejemplo, tú cocinas y él lava los platos; tú cuelgas la ropa en el tendedero y él se encarga de sacarla y doblarla; tú aspiras el piso mientras que él trapea el resto, etc.
 
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8. Sé flexible y paciente. Se necesita tiempo para cambiar las rutinas y los hábitos antiguos, sobre todo cuando se ha confiado en una sola persona para que se encargue de la limpieza de la casa. Puede ser necesario aplicar muchos recordatorios amables y persuasión adicional, pero persiste hasta que se convierta en la norma de tu casa. Además, evita llevar el conteo de las tareas realizadas, ya que es probable que se le olvide alguna y a ti también. Solo recuérdale amablemente su parte del trato cada vez que no cumpla con alguna labor.
  • Sé más tolerante con tu esposo. Solo porque no lo haga a la perfección, no lo interrumpas para quejarte. Recuerda que si quieres que te ayude más, debes aceptar su manera de hacer las cosas.
  • Dale tareas sencillas como vaciar los botes de basura, recoger la ropa y barrer los pisos. Espera hasta que esté más apto para lidiar con quehaceres como lavar la ropa, donde existe la posibilidad de que pueda teñir accidentalmente tus prendas blancas de algún otro color.
 
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9. Acostúmbrense a agradecerse mutuamente por realizar las tareas del hogar sin problemas. Ambos contribuyen a la armonía de la casa, así que necesitan darse un reconocimiento de vez en cuando. Mientras más demuestren su aprecio mutuo, más se convertirá en un buen hábito.
 
 

Consejos

  • Planifica la limpieza por adelantado. Prepara su mente y su estado de ánimo para que participe en la labor de limpieza cuando llegue la fecha acordada. Háganlo juntos y limiten el tiempo para que no se pasen todo el día limpiando. El objetivo es hacer que tu esposo se involucre. Si la tarea se vuelve demasiado abrumadora, es posible que no quiera hacerla de nuevo. Comienza de a pocos y ve aumentando a partir de ahí.
  • Si tu esposo y tú trabajan durante muchas horas, determina si tienen la capacidad financiera para contratar a un servicio de limpieza semanal. Incluso si uno o ambos trabajan en casa, contar con uno de estos servicios puede hacer que la vida sea mucho más sencilla. Piensa en las tareas que te gustaría que realizara el servicio de limpieza y en cuáles harías tú misma. Por lo general, es mejor dejarle la limpieza semanal al servicio especializado, mientras que ustedes se encargarían de la limpieza diaria y de las más grandes.
  • Si tu esposo está dispuesto a ayudarte con los quehaceres del hogar, dale una lista de las cosas que debe hacer para que así sepa exactamente lo que quieres que haga sin tener que adivinarlo.
  • También deja que los niños se encarguen de algunas tareas del hogar. Los niños necesitan aprender desde pequeños a realizar los quehaceres del hogar básicos, así que para empezar pídeles que guarden su ropa, que limpien los espejos y que tiendan la cama. Aumenta la cantidad de los quehaceres con regularidad hasta que los hagan sin siquiera pedírselo.
  • Si ayudar con las tareas del hogar no funciona, divide otras labores y pídele a tu esposo que haga los mandados, que vaya al supermercado y que recoja a los niños de la escuela o de las prácticas.
 
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