Viernes 2 de octubre 2015 | Devoción Matutina para Mujeres 2015 | Abuso doméstico – 2
Oye, oh Dios, mi clamor; a mi oración atiende. Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Salmo 61:1,2
Michelle Byrom, de Jackson, Mississippi, Estados Unidos, está en la fila de los condenados a muerte por el asesinato premeditado de su esposo, Edward Byrom Michelle dice que sufrió años de abuso físico, sexual y emocional de parte de él, pero cuando ya no pudo aguantar más lo mandó matar.
No solo las mujeres son víctimas de abusos y asesinatos; a veces lo son los esposos, a manos de sus esposas. En julio de 2013, en Montana, Jordán Graham, de veintidós años, empujó al abismo a su esposo, Cody Johnson, tras ocho días de casados. La razón que dio ante el tribunal fue que no era feliz y quería terminar la relación. La mañana de su muerte, Cody contó a sus amigos que Jordán le tenía preparada una sorpresa.
Una dama me dijo que había golpeado violentamente a su esposo, porque descubrió que le estaba enviando mensajes de texto a otra mujer. Él llamó a la policía, y la encarcelaron durante varias semanas, le quitaron la custodia de su bebé, y le impidieron acercarse a su marido.
En agosto de 2012, en Portland, Oregón, un niñito de cuatro años murió por los golpes que recibió de su madre, Jessica Dutro, porque ella sospechaba que el niño era homosexual.
La violencia es el “veneno de todos los días”. ¿Qué motiva a la gente a comportarse de esta forma? El pecado provocó la fragmentación de nuestra identidad. Por dentro somos como un rompecabezas. Somos mitad papá y mitad mamá. Y si nuestros progenitores no se ponían de acuerdo en la vida real, tampoco actuarán en armonía dentro de nuestro mundo mental. Si en la niñez fuimos víctimas de abusos físicos y sexuales, tendemos a desquitar el rencor irresuelto con el cónyuge o con los hijos. Cuando Adán y Eva pecaron, perdieron los dones originales de Dios. Esta pérdida provocó en el corazón humano el hambre psicológica, la sensación de que algo nos falta y la compulsión a buscar sustitutos para reponer lo perdido. El resultado es que los demás, que también andan en busca de lo mismo, se resienten ante nuestras exigencias, y nuestras relaciones sufren las consecuencias, que a veces llegan a ser fatales.— Ruth A. Collins.
No solo las mujeres son víctimas de abusos y asesinatos; a veces lo son los esposos, a manos de sus esposas. En julio de 2013, en Montana, Jordán Graham, de veintidós años, empujó al abismo a su esposo, Cody Johnson, tras ocho días de casados. La razón que dio ante el tribunal fue que no era feliz y quería terminar la relación. La mañana de su muerte, Cody contó a sus amigos que Jordán le tenía preparada una sorpresa.
Una dama me dijo que había golpeado violentamente a su esposo, porque descubrió que le estaba enviando mensajes de texto a otra mujer. Él llamó a la policía, y la encarcelaron durante varias semanas, le quitaron la custodia de su bebé, y le impidieron acercarse a su marido.
En agosto de 2012, en Portland, Oregón, un niñito de cuatro años murió por los golpes que recibió de su madre, Jessica Dutro, porque ella sospechaba que el niño era homosexual.
La violencia es el “veneno de todos los días”. ¿Qué motiva a la gente a comportarse de esta forma? El pecado provocó la fragmentación de nuestra identidad. Por dentro somos como un rompecabezas. Somos mitad papá y mitad mamá. Y si nuestros progenitores no se ponían de acuerdo en la vida real, tampoco actuarán en armonía dentro de nuestro mundo mental. Si en la niñez fuimos víctimas de abusos físicos y sexuales, tendemos a desquitar el rencor irresuelto con el cónyuge o con los hijos. Cuando Adán y Eva pecaron, perdieron los dones originales de Dios. Esta pérdida provocó en el corazón humano el hambre psicológica, la sensación de que algo nos falta y la compulsión a buscar sustitutos para reponer lo perdido. El resultado es que los demás, que también andan en busca de lo mismo, se resienten ante nuestras exigencias, y nuestras relaciones sufren las consecuencias, que a veces llegan a ser fatales.— Ruth A. Collins.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015
Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
Lecturas Devocionales para Damas 2015
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