Sábado 26 de septiembre 2015 | Devoción Matutina para Mujeres 2015 | Nunca olvidaremos a Trey
¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales? Jonás 4:11
Trey era un hermoso bóxer. Fue una parte muy especial de nuestra vida en momentos difíciles, especialmente cuando mi esposo se fue de casa. Nos sentíamos muy solos, mi hijo y yo. Durante esa etapa de mi vida, muchas veces esperé a que mi hijo se durmiera para sentarme en el garaje de mi casa, a oscuras, a llorar la pérdida de mi hogar. ¿Y sabes quién llegaba para acompañarme? Trey. Colocaba su cabeza en mis rodillas y me miraba fijamente con sus ojos enormes, brillantes. Me ofrecía su consuelo silencioso…
Los ratones siempre me han asustado, pero Trey estaba allí para alejar a esos pequeños monstruos. Trey era un amigo para mi hijo. Jugaban fútbol juntos. Mi hijo pateaba la pelota y Trey corría tras ella, y la agarraba con sus patitas delanteras como perfecto portero. Pero un día Trey enfermó. Un cáncer, lenta y secretamente, lo iba consumiendo. El veterinario prescribió algunas medicinas, y las compramos. Pero la enfermedad avanzaba sin piedad. Las noches eran frías, así que cubrí a Trey con una frazada. Ahora era mi turno para sentarme a su lado y acompañarlo en sus momentos de dolor. Sus ojos tristes y sus lamentos me decían cuánto sufría. Una noche elevé una petición al cielo: “Oh, Señor Jesús, ayúdame a ponerle fin al sufrimiento de mi perrito”.
-Lo siento -dijo el veterinario-. No hay nada que hacer.
-¿Está seguro?-le pregunté, pero él fúe enfático. O esperábamos verlo morir lentamente, con terrible sufrimiento, o lo ayudábamos a descansar. Fue muy difícil. Lloramos mucho, pero teníamos un gran consuelo: siempre lo habíamos tratado bien.
Si tienes mascotas, recuerda que ellos también fueron creados por Dios, y que son dignos de ser alimentados, protegidos y tratados bien.
Dios siempre está presente en medio de nuestros sufrimientos, por insignificantes que parezcan. Ahora mi hijo y yo disfrutamos de la compañía de Joy, el hijito de Trey. Sus ojitos brillantes nos recuerdan a su fiel padre. Alabamos a Dios por este regalo de amor y consuelo.— Evidelia Gómez.
Los ratones siempre me han asustado, pero Trey estaba allí para alejar a esos pequeños monstruos. Trey era un amigo para mi hijo. Jugaban fútbol juntos. Mi hijo pateaba la pelota y Trey corría tras ella, y la agarraba con sus patitas delanteras como perfecto portero. Pero un día Trey enfermó. Un cáncer, lenta y secretamente, lo iba consumiendo. El veterinario prescribió algunas medicinas, y las compramos. Pero la enfermedad avanzaba sin piedad. Las noches eran frías, así que cubrí a Trey con una frazada. Ahora era mi turno para sentarme a su lado y acompañarlo en sus momentos de dolor. Sus ojos tristes y sus lamentos me decían cuánto sufría. Una noche elevé una petición al cielo: “Oh, Señor Jesús, ayúdame a ponerle fin al sufrimiento de mi perrito”.
-Lo siento -dijo el veterinario-. No hay nada que hacer.
-¿Está seguro?-le pregunté, pero él fúe enfático. O esperábamos verlo morir lentamente, con terrible sufrimiento, o lo ayudábamos a descansar. Fue muy difícil. Lloramos mucho, pero teníamos un gran consuelo: siempre lo habíamos tratado bien.
Si tienes mascotas, recuerda que ellos también fueron creados por Dios, y que son dignos de ser alimentados, protegidos y tratados bien.
Dios siempre está presente en medio de nuestros sufrimientos, por insignificantes que parezcan. Ahora mi hijo y yo disfrutamos de la compañía de Joy, el hijito de Trey. Sus ojitos brillantes nos recuerdan a su fiel padre. Alabamos a Dios por este regalo de amor y consuelo.— Evidelia Gómez.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015
Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
Lecturas Devocionales para Damas 2015
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