El pueblo de Judá se gloriaba en las cosas que hacían, ellos pensaban todo lo que hacían era absolutamente correcto, es más pensaron que eran fuertes y estaban protegidos por el templo del señor, y por el arca de reparación, se imaginaron que no tendrían castigo, y nunca nada malo les pasaría a ellos como el pueblo de Dios. Lo que ellos pensaron era que podían hacer lo que quisieran, y jamás se imaginaron ver una desgracia nacional como había ocurrido en Israel.
Las cosas que hicieron fue lo que les llevo a la ruina, tenían corazones duros, ellos no obedecían la ley de Dios y andaban a su manera, eran mentirosos, falsos, solo se dedicaban a sus diversiones, eran adúlteros, y se negaban a encontrarse con Dios. Definitivamente para Jeremías era difícil ver que toda una nación entera estaba a punto de desaparecer. En nuestros días ocurre lo mismo estamos como el pueblo de Judá, haciendo lo que nos parezca caminando en caminos equivocados.
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