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El sexo en el matrimonio cristiano, es uno de los temas más candentes y controversiales de los que se puede hablar. Por un lado, mucha gente cree que el sexo en el cristianismo es completamente diferente al sexo fuera de él. Esto no es completamente cierto, pues el sexo implica una interrelación entre un hombre y una mujer con todas las implicaciones que ésta lleva consigo. Algunos creen que el sexo en el matrimonio ha sido influenciado por las tendencias modernas, por los medios de comunicación masiva, y especialmente por el internet. Según la iglesia tradicional hay varios aspectos del sexo que se pueden considerar hasta pecaminosos, y que éste, se debería llevar a cabo únicamente con el propósito de procreación. Pero también existe la otra corriente, la secular, la cual interpreta el sexo de una manera completamente diferente. En esta corriente, se tiene la idea que debe de existir una verdadera realización personal por medio de una práctica sexual sin límites. Esta es la razón primordial de este artículo; estudiaremos cual es verdaderamente el sexo dentro del matrimonio cristiano desde la perspectiva Bíblica.
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Realmente existen muchas influencias en la actualidad con respecto al sexo, existen dos extremos que se contraponen uno del otro. Tenemos el efecto católico donde lo erótico es completamente pecaminoso. Por el otro lado tenemos la idea del lado secular donde el sexo tiene un aspecto muy importante en la vida de las personas. Llegando a tal extremo que se llega a considerar como algo realmente necesario en la vida de las personas. No puede existir una relación sexual plena en un matrimonio, sin no está incluido el erotismo. No se puede concebir una relación sexual sin el erotismo.
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El matrimonio ha sido influenciado en relación con el sexo de maneras extremas. Por un lado el efecto católico, donde el erotismo se ve como pecaminoso. Por el otro, el creciente secularismo ha acompañado la creencia de que no hay una verdadera realización personal sin una práctica sexual sin límites, poniendo la satisfacción sexual por sobre cualquier otro valor.
Algo que no tenemos que olvidar es que el sexo fue creado por Dios mismo (Gn 1:27) “Varón y hembra los creó”; Dios no lo hizo solo, por el propósito de la procreación, él tenía en mente el aspecto de satisfacción personal y de unidad entre el hombre la mujer. Lo dice claramente Pablo en 1 Corintios 1Co 7:1-5
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En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.
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Cuando Pablo dice que la mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; no está hablando de limitaciones eróticas que se tengan que interponer entre el hombre la mujer, sino que está hablando que el hombre tiene que cumplir con la mujer el deber conyugal. Y cuando existe este acto sexual se supone que no lo harán vestidos, tiene que ver completa desnudes, y para llevar a cabo el acto sexual tiene que existir el factor erótico. Dios mismo lo está aprobando en (Gn 1:31) cuando dice “y vio Dios todo lo que había hecho, y aquí que era bueno en gran manera”. En esta etapa Dios está hablando del sexo en el matrimonio, no fuera de él. Lo podemos ver claramente en el libro de proverbios Pro 6:32-33
Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; Corrompe su alma el que tal hace. Heridas y vergüenza hallará, y su afrenta nunca será borrada.
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Como podemos ver el sexo fuera del matrimonio es algo que realmente no tiene sentido, la Biblia dice “que el que cometió adulterio es falto de entendimiento”. Entonces podemos ver que el sexo que dio dos aprueba es el del matrimonio, no do el que desea se fue era de él, porque el que tal hace dice la Biblia “corrompe su alma” hasta este punto no hemos encontrado nada que hable del aspecto o erótico, al contrario, dice “no os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento”.
Se sobreentiende que para la práctica sexual deben estar involucrados los órganos genitales, como también la mente y el corazón. Todo esto dentro del compromiso matrimonial. La única limitación que podemos encontrar dentro de esta relación matrimonial son las que la pareja pongan como límites; el hombre no tiene derecho a hacer uso de prácticas sexuales que vayan en contra de la moral de su mujer, lo mismo la mujer no puede pedirle al esposo cosas que no vayan de acuerdo a la moral de su esposo. Podemos decir que si existen límites, y estos son, los que puedan ser desagradables para ambos. Entre estas prácticas encontramos, el sexo anal, éste puede degradar la relación sexual pues evade mirar el uno al otro a la cara, y puede resultar muy incómodo. Algunos pueden considerar el sexo anal como algo egoísta, como algo que pervierte el orden divino.
El sexo dentro del matrimonio tiene objetivos específicos:
Sexo como reconocimiento de la pareja y al mismo tiempo unión en una sola carne.
Cuando el hombre se llegó a su mujer, la Biblia dice que conoció Adán a su mujer (Gn 4:1); y lo vuelve a mencionar en (Gn 4:25) “y conoció o de nuevo a la arena su mujer” como podemos ver el conocer Adán a su mujer no es solamente sinónimo de unión carnal, sino de una interrelación íntima donde llegaron a convertirse en una sola carne. Como podían saber Adán y Eva lo que era bueno, y lo que era malo. En ese tiempo no existía la pornografía, así que no sabemos cuál pudo haber sido la relación sexual entre ellos dos, que tan erótico pudo haber sido, que fue lo que realmente disfrutaron de el uno del otro. Es a través de la relación sexual con la pareja que descubrimos el cuerpo del otro, entramos a lo más íntimo de la persona, esto es, algo reservado sólo para los esposos. Cuando decimos conocer, no estamos hablando únicamente de los órganos genitales; es conocer el corazón, la mente, todo el ser de la pareja. Y no puede haber este conocimiento si no es a través de una relación sexual plena, donde la pareja disfruta el uno del otro su sexualidad, sus órganos genitales, sus gustos, y hasta lo más profundo del corazón, que son los sentimientos. Esto sólo lo podemos lograr a través de una relación sexual plena entre esposos.
Cuando entre la pareja existan diferencias por alguna razón, es a través de la relación sexual que se puede disfrutar de una plena comunión, de sentirse complementado uno con el otro.
Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán una sola carne. Gn. 2.24
Ser una sola carne expresa la entrega y el conocimiento total del uno hacia el otro, convirtiéndose en un ser único, completo.
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El sexo como algo necesario en la comunicación
Yo conozco matrimonios ya mayores de edad, que disfrutan de una relación tan íntima, que cuando uno de los dos fallece el otro ya no soporta la vida, y al poco tiempo también muere. Estos matrimonios se conocen tan a fondo, que ya no se ven simplemente como marido y mujer, si no, como hermanos, como dos entidades completamente unidas, porque existe entre ellos, a través de los años de unión sexual, una comunión tan íntima que no pueden vivir el uno sin el otro. Lo que a uno le duele también le duele al otro. Es a través de esta unión tan íntima por medio del sexo, la convivencia diaria, y la comunicación que ellos se pueden trasmitir información, se comunican juicios, emociones, y sentimientos. Pero en estas parejas la forma de comunicación más profunda que existe es el acto sexual. Es una comunicación que es comunión, que involucra toda la persona.
Las situaciones de la vida diaria se reflejan y comunican, de alguna manera, durante la relación. Así como el objeto de la comunicación es entender al otro, el fin del acto sexual es poder entender al otro en su totalidad. Es necesario hablar sobre nuestras relaciones sexuales, compartir cómo nos sentimos, qué cosas nos gustan y cuáles no.
Sexo como pertenencia
En una buena relación matrimonial es durante el acto sexual cuando el hombre y la mujer tienen un sentido de pertenencia. Por lo tanto no debe de existir la mentira o el engaño dentro del matrimonio porque es una violación a esta relación tan preciosa. La relación sexual con otra persona que no sea la pareja matrimonial la podemos llamar simple y llanamente adulterio; y es distorsionar lo que Dios ha establecido como pareja. Los derechos sexuales dentro del matrimonio son el producto de darse mutuamente el uno al otro. La fidelidad sexual caracteriza al matrimonio maduro. Esto es un compromiso a la unidad. Yo soy de mi esposa y mi esposa es mía. Tú eres mía y yo soy tuyo; nadie más hay entre los dos. En esta relación tan perfecta no puede existir divisionismo, por lo tanto si se introdujera la infidelidad en esta relación, se estaría dividiendo la casa, y casa dividida no prevalecerá: Mateo 12.25 dice: “Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá”. No se puede amar a dos personas Hebreos 13:4 “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.”
Sexo como placer
Ya Dios de antemano había propuesto en su corazón que el hombre y la mujer disfrutarán de su intimidad sexual dentro del matrimonio, lo encontramos en la misma Biblia en Proverbios 5: 18-20.
“Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud, Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre. ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, Y abrazarás el seno de la extraña?
Para que un matrimonio funcione plenamente tenemos que poner de nuestra parte cosas como: compromiso, comunicación, estabilidad, satisfacción, comprensión, ayuda mutua, y especialmente tener la capacidad de perdonar. Sólo con estas cualidades podemos encontrar una es satisfacción y enriquecimiento mutuo. En el matrimonio tanto el hombre como la mujer tienen igual derecho al placer sexual.
Sexo como procreación en la creación
El hombre es completamente diferente a los animales, pues fue creado a la imagen y semejanza de Dios. Es por esta razón que el ser humano no tiene ninguna semejanza, ni nada que se le parezca al instinto animal. Dios le dio al hombre la capacidad de poder manejar y controlar su conducta sexual. Dios puso al hombre en una condición muy especial en el huerto del edén, le dio la potestad de mandar sobre toda la creación, de darle nombre y hacer uso de todo lo que existía. Convirtiéndolo en vicegerente de todo lo creado. Pero le dio una comisión muy especial y fue la de multiplicarse y de traeré hijos al mundo. Le dijo:
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Génesis 1:28
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