BOSQUEJO DE LA LECCIÓN 6: “LA CRISIS CONTINÚA” – 4º TRIM/2015 IASD/DSA




En las décadas de 1920 y 1930, Sir Charles Leonard Woolley excavó las tumbas reales de Ur, la antigua ciudad sobre el río Éufrates, donde nació Abraham. En un pozo profundo, llamado por Woolley ―el gran pozo de la muerte, se encontraron artefactos hermosos; uno de ellos era una estatua de 45 centímetros de altura, que mostraba una cabra apoyada sobre el tronco de un árbol queriendo alcanzar las hojas de arriba. Woolley primero la identificó como el carnero que encontró Abraham enredado entre los arbustos, de la historia del sacrificio de Isaac (ver Gén. 22:13). Sin embargo, estudios posteriores revelaron que era un motivo religioso popular de las imágenes del antiguo Cercano Oriente, mostrando el árbol de la vida, que era adorado en el contexto de ritos de fertilidad.
Aunque el motivo bien puede haber tenido un origen bíblico (recuerda que en el Edén había un árbol de la vida), este árbol se relacionó con la fertilidad y llegó a ser adorado por todo el Cercano Oriente.
La adoración al Creador fue reemplazada por la adoración a la criatura. Sin embargo, si uno analiza el objeto, es ―solo‖ una estatua cuyo cuerpo es de nácar, con patas y cabeza cubiertas con oro, cuernos de lapislázuli (una piedra semipreciosa) y genitales de oro (lo que indica su importancia en la antigua adoración del culto a la fertilidad).
Tal vez un joyero, hace unos 4.500 años, tuvo una idea, adquirió los materiales, e hizo el ídolo. ¿Qué ídolos modernos puedes identificar? ¿Cómo fueron hechos y qué los hace atractivos como motivo de adoración?
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