Viernes 18 de septiembre 2015 | Devoción Matutina Mujeres 2015 | Un hombre bajito y un gran Dios


Viernes 18 de septiembre 2015 | Devoción Matutina para Mujeres 2015 | Un hombre bajito y un gran Dios
Jesús le dijo: “Hoy ha venido la salvación a esta casa… Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido ”. Lucas 19:9, 10
En cierta ocasión conocí a un buen hombre cristiano que era muy bajito. En su juventud, antes de conocer a Cristo, trataba de compensar su baja estatura ¡mediante la conquista de las jóvenes más bonitas de su ciudad!
La Biblia relata la historia de otro hombre bajito, que compensaba su complejo de inferioridad acumulando dinero. Sin duda habrá pensado que teniendo riquezas, buena posición social y poder, ganaría el respeto de los demás. Parecía poseer todo lo que el mundo valora y estima, pero no era feliz. La riqueza de Zaqueo había sido ganada en forma deshonesta, y por eso era despreciado. El recolector de impuestos era considerado del mismo modo que hoy lo es un traficante de drogas o una prostituta.
Pero Zaqueo había escuchado de Jesús; había oído que él aceptaba a los de las clases más bajas, y a los despreciados de la sociedad. En su interior se había despertado el interés de ser mejor, de ser honesto, de ser veraz, e hizo dos cosas que quizá no eran dignas para un adulto rico en su sociedad: corrió y se trepó a un árbol para ver a Jesús.
Y ahora Jesús cumplió con su misión de buscar y salvar al perdido. Jesús revela su amor cuando acepta a quien desea recibirlo. Así curó el complejo de inferioridad de Zaqueo con algo simple: lo miró y se autoinvitó a comer en su casa. Ser aceptado incondicionalmente transformó al recolector de impuestos. Ofreció dar la mitad de lo que tenía a los pobres; y les devolvió cuadruplicado a todos los que había estafado. Ahora podía vivir una vida normal; no tenía que compensar su baja estatura. Se sentía parte de la comunidad. ¡La salvación llegó a su casa!
Tú no necesitas probar que vales. No necesitas convertirte en “alguien”. Con tu mal genio, con tus deudas, con tus fracasos, con tus faltas, igual que Zaqueo, Jesús te busca y quiere cenar contigo. El respeto propio y la felicidad no se obtienen buscando reconocimiento y aceptación de los demás; se obtienen cuando reconocemos que somos aceptados y perdonados por Dios.— Nibia Mayer.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015
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