Lunes 28 de septiembre 2015 | Devoción Matutina para Mujeres 2015 | Gracia para el extranjero


Lunes 28 de septiembre 2015 | Devoción Matutina para Mujeres 2015 | Gracia para el extranjero
Ella entonces, bajando su rostro se inclinó a tierra, y le dijo: “¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera? ” Rut 2:10
Sé lo que significa sentirse extranjera. Llevo dieciséis años fuera de mi país. Te pasan muchas cosas, desde ruborizarte por decir una palabra inadecuada (que entupáis es normal), hasta la amarga soledad porque tus familiares están a cientos de kilómetros de distancia. Hay millones de inmigrantes en el mundo, y muchos son víctimas de actitudes xenófobas. Para entenderlo hay que vivirlo; por eso comprendo a Rut.
Mujer, viuda, pobre y extranjera. Desalentador panorama para esta joven llegada a Belén, donde se menospreciaba a esas personas. Su vida es dura y lucha por sobrevivir. Pero en el momento más cruento de su adversidad, alguien la mira. Es Booz, su salvador. No es Rut quien mira a Booz, sino que es Booz quien la mira y se le acerca. La salva de sus desventajas; la rescata de su penosa y degradante situación, la redime y cambia drásticamente su destino. Tal demostración de bondad la hace exclamar: “¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?”. Ella no lo merecía, pero encontró gracia.
¡Gracia! Esa es la palabra que necesitamos. ¿Quién en cierto momento de su vida no se ha sentido igual que Rut? Su condición es el retrato de nuestra vida pecaminosa alejada de la salvación. El apóstol Pablo afirma: “En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efe. 2:12). Nota el parecido con Rut: alejados, ajenos, sin promesas, sin esperanzas, sin Dios. Pero cuanto mayor es la necesidad del ser humano, mayor es la gracia de Cristo. Tú y yo, en determinado momento, éramos extranjeras en el reino de Dios a causa de nuestros pecados, pero él nos mira, se acerca y quiere que moremos a su lado. Ya no más extranjeros, advenedizos, o mejor dicho pecadores, ahora somos “conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” (Efe. 2:19). Sublime gracia para todos; no la merecemos, pero Jesús nuestro Salvador nos la otorga. Acepta hoy, al igual que Rut, ese precioso don, y vive una nueva vida al lado de tu Salvador.— Carolina Estrada.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015
Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
Lecturas Devocionales para Damas 2015
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