Jueves 17 de septiembre 2015 | Devoción Matutina para Adultos 2015 | Yo sé a quién he creído
“Pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído y estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1:12).
La transición política en España durante la segunda mitad de los años ’70 tuvo nuevas y sorprendentes iniciativas. La llegada del periodista Joaquín Arozamena a Televisión Española en 1975 supuso un cambio importante en la manera de contar lo que estaba sucediendo. Se ha dicho que Arozamena fue un profesional de los medios que condujo con maestría a los españoles por aquel complicado período histórico.
En un programa vespertino, fue convocando a los representantes de las diferentes confesiones no católicas a las que, durante más de cuarenta años, se les había impedido informar de quiénes eran, qué creían y qué estaban haciendo.
Una tarde, nos tocó el turno a los adventistas. Al principio todo fue cortés, cómodo, agradable; pero, en un determinado momento de la entrevista, nos lanzó la siguiente pregunta: “¿Creen los adventistas del séptimo día que solo ustedes tienen la verdad y que todas las demás confesiones están equivocadas?”
El dilema que nos planteaba la pregunta y nuestra eventual respuesta era el siguiente: si decíamos que sí, la Iglesia Adventista se identificaría con el concepto de exclusividad religiosa que caracteriza a las sectas; pero, si decíamos que no, mostraríamos a los televidentes una cierta inseguridad en nuestra doctrina y profesión religiosa. ¿Qué podíamos responder sin caer en uno u otro de estos errores?
Después de unos segundos, respondí: “Mire usted, yo soy, en primer lugar, un creyente y tengo muchas afinidades con todos aquellos que aceptan la existencia de un Dios transcendente que está por encima de todos nosotros; después, soy un cristiano y me siento identificado con todos los que hemos hecho de Cristo el objeto de nuestra fe, nuestro modelo y Salvador; y finalmente, soy adventista del séptimo día porque esta iglesia y sus creencias han sido la respuesta más convincente a mis exigencias de verdad”. El presentador del programa comprendió y pasó a otro tema.
El apóstol Pablo, en medio de la persecución, el sufrimiento, la cárcel, no se avergonzaba porque sabía bien en quién había puesto su fe. Más allá de la existencia de una verdad absoluta que aceptamos, más allá del credo, sistema religioso e instituciones que conforman nuestra iglesia, debemos tener una convicción personal profunda, una búsqueda permanente de la verdad que es en Jesús, así como una coherencia responsable y firme entre nuestra fe y nuestra vida.
No temas hoy evidenciar tu fe mediante tus actos.
En un programa vespertino, fue convocando a los representantes de las diferentes confesiones no católicas a las que, durante más de cuarenta años, se les había impedido informar de quiénes eran, qué creían y qué estaban haciendo.
Una tarde, nos tocó el turno a los adventistas. Al principio todo fue cortés, cómodo, agradable; pero, en un determinado momento de la entrevista, nos lanzó la siguiente pregunta: “¿Creen los adventistas del séptimo día que solo ustedes tienen la verdad y que todas las demás confesiones están equivocadas?”
El dilema que nos planteaba la pregunta y nuestra eventual respuesta era el siguiente: si decíamos que sí, la Iglesia Adventista se identificaría con el concepto de exclusividad religiosa que caracteriza a las sectas; pero, si decíamos que no, mostraríamos a los televidentes una cierta inseguridad en nuestra doctrina y profesión religiosa. ¿Qué podíamos responder sin caer en uno u otro de estos errores?
Después de unos segundos, respondí: “Mire usted, yo soy, en primer lugar, un creyente y tengo muchas afinidades con todos aquellos que aceptan la existencia de un Dios transcendente que está por encima de todos nosotros; después, soy un cristiano y me siento identificado con todos los que hemos hecho de Cristo el objeto de nuestra fe, nuestro modelo y Salvador; y finalmente, soy adventista del séptimo día porque esta iglesia y sus creencias han sido la respuesta más convincente a mis exigencias de verdad”. El presentador del programa comprendió y pasó a otro tema.
El apóstol Pablo, en medio de la persecución, el sufrimiento, la cárcel, no se avergonzaba porque sabía bien en quién había puesto su fe. Más allá de la existencia de una verdad absoluta que aceptamos, más allá del credo, sistema religioso e instituciones que conforman nuestra iglesia, debemos tener una convicción personal profunda, una búsqueda permanente de la verdad que es en Jesús, así como una coherencia responsable y firme entre nuestra fe y nuestra vida.
No temas hoy evidenciar tu fe mediante tus actos.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
Lecturas devocionales para Adultos 2015
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